lunes, 9 de enero de 2017

No logro dibujarnos sin chinches.

No logro dibujarnos sin chinches. Vos llegaste como llega un gato y yo abrí mi corazón como cada una de las otras veces; ofrendé el tiempo, obsequié la fruta pero la seña no fue contundente ni para hacer la marca de amor que suele coronar los encuentros que tienen más de hechizo que de cuerpo. Hambriento, no se me sana el pulso, no amortigua la mirada el plato vacío que yo quisiera llenar para vos con unas milanesas y puré. Y en el vaso el jugo de la otra fruta que exprimo cotidianamente se endulza con puño de apretar posibilidades. No hay una casa más segura que tu abrazo y cuando el abrazo merma la música que hace el bien comienza a oírse tan pero tan bajita.

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