lunes, 4 de febrero de 2013

Saudade addío

Para hacernos uno en feliz yo acepté la mano que venía de tu cuerpo sin saber qué era tu cuerpo, sin saber por qué tu mano se salía de tu cuerpo para tomar la mano que salía de mi cuerpo. Para hacernos uno en feliz, un momento cualquiera, nunca se sabe aunque se sospecha ese momento de uno hacerse dos en uno el feliz, sonreí lo musical del instante acorde que sin instrumento me hablaba la tonada de lo que ya había sido feliz aunque turbio turbio turbio. Qué maraña de melena rubio turbio aunque qué feliz Paraqué, qué feliz de uno de dos en uno para hacernos un uno en feliz. Y conversé para la felicidad de uno un cuentito torpe que nos llevó de mano en mano hasta el suelo enfrazado de una habitación de una casa desconocida.

Para hacernos los desentendidos no pasaron más que un hacerse el feliz unos cuantos años de allá para acá, de aquel tiempo a esta parte del tiempo.

No entiendo este insulto de mi ansia escritora al referirte en estas líneas porque nunca ha sido nuestro tiempo un tiempo de hacer de uno a uno un feliz no ha sido nuestro tiempo un tiempo de reclamos ni de promesas.

Empero me chupo algunos lagrimones que salpican una saudade de voce cuando recuerdo la casa a la que jamás volví, que no recuerdo dónde queda, y que sepulta sin embargo el momento adecuado en el que abrí la izquierda mano para darte la posibilidad de acariciarme con las yemas de las puntas de cada uno de tus dedos.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Contacto