domingo, 4 de febrero de 2024

Un borrador de 2019

Vine a pasear por el blog, a limpiar las cosas borradoras que ocupan espacios y confirman el silencio hoy por hoy no por no dicho sino por no publicado, que es la era de lo que no es si no se muestra y después de todo por qué sería de otro modo...

La cosa es que las cuatro primeras líneas suenan como si acabara de escribirlo, un decir tan presente y sostenido que me tira en la cara esta secuencia de pasar el último semestre mirando día a día publicaciones de casas cerca del mar, de habitaciones en alquiler cerca del mar, del mar de tarde y de noche, del mar bajo tormenta, de economías marítimas atormentadas... Viene a mostrarme, a publicarme para mí intimidad, la dilatación del deseo, la loca cosa de haber escrito antes de imaginar que podría haber conocido y que efectivamente conocí un borde diferente, una ciudad a través de mi deseo de hogar, un mover el culo desde el pánico para ir no con menos temor hasta mil setecientos kilómetros para probar el abrazo y pisar de nuevo la orilla salada, el beso chiquitito, el abismo del otro corazón, todos rotos pero valientes, todos rotos pero con alfajores y sopa de carcaza de pollo, todos rotos y el sexo por primera vez disfrutado, todos rotos hasta la mano, hasta la palabra filosa que desmanteló la playa de las espectativas y luego de rotos, hechos trizas.

El año del texto ni pagué el plano ni viajé al mar con esa plata.

Lo extraorndianariamente doloroso es que años más tarde del deseo engo un plano en unabolsa en el ropero, tengo las fotos desde mi lado del mar, tengo el culo en la sala de la misma casa, y un bucle me devuelve una soledad dominical y una pregunta gigante que pesa como pesa este barrio.

Esto estaba en borrador, alojado en una seña así: Publicada el 6/9/19 6:27 p.m.

y dice:


quise escribir un texto que no hablara de vos o

de las ganas que tengo de invertir la plata que junté
para pagar el plano de mensura de la casa en un pasaje
que me lleve de cuerpo entero hasta el mar

ando bastante solemne con algunas comunicaciones
sin embargo las que nacieron despatarradas siguen
igual de despatarradas

eso que vos decís que se sale de la norma
ese tono declarativo que entendés por revolucionario
y que a mí me suena más a gritito berrinche o despotrique
que no por sonso menos cierto
pero que no me cuaja, sabés
y sin embargo acá estoy
soltando un texto de esos

deslicé una ronda por las academias como si la ronda fuese novedad
sospechemos que lo novedoso es ponerse a escuchar al otre
que el otre vea por primera vez el lunar enorme que tenés en la cara
y que por primera vez perciba que la voz de la piba de camperita de cuero
es aterciopelada y suena y sabe hasta inocente

yo ya sabía que mis ejemplos son extremos pero me gusta que se muevan en las mentes y que la reacción se enuncie con un noestoydeacuerdo antes de que me empiece a desdibujar por los recodos del silencio
de ese silencio de cuando uno habla solo
realmente solo
vos sabés
ese silencio que solo se siente desde adentro de una botella corchada pero sin líquido
o desde dentro del aula de mi pesadilla de la noche anterior


hace dos tardes ensayé el grito de cancha a las 18:45
pelotudo de mierda pedazo de sorete
intersección de las avenidas
destinatario el señor colectivero

vos sabés que pienso que el bondi es un arma
que cualquier móvil es un arma (sí, tu teléfono también)

el gritito de cancha fue no obstante lo más liberador de la semana
el pibe que estaba conversando conmigo en la parada
incrementó el tamaño y el azul de sus ojos
qué cagada y qué maravilla que en un intercambio tan breve
haya conocido mis dotes apolíneos y dionisíacos en simultáneo
ni bien le ofrendaba la hora con sonrisa se le estrolaba un pelotudodemierdapedazodesorete
al filo de su bella oreja izquierda

desde entonces hace ya tres días que no paro de decir quécagada
como si la apertura consonántica liberara del apremio a mi apretado corazón


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