La sala se vistió de patio. Aroma a palo santo y Verde palmera anfitrionaron la celebración que recibió a más de cincuenta concurrentes, entre rondistas y público interesado, el pasado viernes en la Sala Kowalski del Centro Cultural Vicente Cidade de la ciudad de Posadas.
El pájaro soltar. El cierre del ciclo arrancó
alrededor de las 21:00 con una propuesta de escritura colectiva. La
cantidad de asistentes superó la estimada —una belleza que suceda esto— y como veníamos
pergeñando con María Alejandro una idea que involucrara a todes, sobre el pucho
y con los recursos disponibles, dijimos: vamos a escribir un pájaro, un
pájaro que se pueda armar para soltar.
La propuesta siguió el
norte del título de un poema de Jacques Prévert “Para hacer el retrato de un
pájaro” —lo podéis gugliar—.
El resultado arrojó un pájaro de doble entrada, bicabezal —como lo
llamé—, bicéfalo —como corrigieron—; compuesto por cuarenta y dos o cuarenta y tres palabras que
sí —‘palabras que sí' fue el criterio utilizado para pensar y escribir en una
porción de papel una palabra y sólo una, una que sí porque me gusta, que sí porque
hace bien, que sí por que abre…—; sentidas, pensadas y garabateadas fueron luego dispuestas, sobre una tela negra que hizo de fondo, por cada uno de los asistentes que
aceptaron jugar. Los asistentes movieron sus cuerpo, ¿comprende?
Prescindiendo de los
conectores, ensayamos una lectura del pájaro atinando a la disposición de las
palabras que le dieron forma, pongamos:
En el pico temblar al hacer
Abrazarse en la cresta
vibrar
Vino
(con) pasión en los ojos ver
Agujevete!
Aguyjevete, gratitud, reconocimiento. Y así. No faltaron la palabras guaraníticas ni la amanilidad de sus escribientes para
compartir sus significados y sentidos en relación con el pájaro en cuestión.
Palabras pájaras, el pájaro soltar: aceptar ser en colaboración al textuar,
disentir, respetar. Hubo quien expresó no ver pájaro alguno; interesante para disparar debates acerca de lo que podemos o no podemos ver, qué esperamos
ver y no vemos, que debiéramos ver para afirmar lo visto, qué vistas amabilizar
para decir que sí, sí veo… veo veo... Nos contentamos con aceptar la aproximación a la
idea de pájaro aparecida desde las palabras de todes, o casi todes. Saldo más
que positivo para este intento de caligrama comunitario.
Aguyjevete, repito.
El Repertorio. Es la primera vez en siete años que coordino una ronda de tránsito ininterrumpido. Los encuentros semanales sucedieron desde abril hasta diciembre, sin corte. La experiencia sorteó los feriados y las ausencias extraordinarias con propuestas vía correo electrónico de modo que ningún integrante se soltó de la ronda —salvo los casos en que así lo desearon… ¡pájaros volar!—.
El Repertorio del Sonar contó con
veinticuatro textos herrados durante los últimos meses; fueron seleccionados de
entre la textualidad jugada durante todo el tránsito. Veinticuatro textos
sonados por rondistas y allegados clausuraron sus versiones finales a viva voz
durante casi una hora reloj; tiempo extenso y récord para el ejercicio de la
escucha atenta. Privilegio destacable: sabemos cuánto nos cuesta hoy día
sostener la atención comunicativa cotidiana; aplausos mediante, la concurrencia
se reveló con respeto.
Muchos de los textos del
Repertorio sonado fueron puestos también a la vista según criterio de cada
escribiente: diversidad visual, desde la luna sobre el Paraná hasta la manzana
de la canasta de Caperucita.
El Paisaje Sonoro. Las primeras veces sucedió
de manera espontánea esto de la musicalización; ya porque algún rondista
ejecutó instrumento, ya porque algún músico allegado se prestó para la
ocasión. Lo cierto es que una pata importante del taller viene siendo el sonar
—ponerle sonido a la cosa— y resulta casi zonzo prescindir de la música. En el
festín número cinco se sumó a rondear el equipo de #TédeMenta que además de
ofrendar su repertorio de canciones con letras se prestó para jugar creando el
paisaje sonoro en torno a la lectura de los textos. Así es que sí, hubo recital de banda, también.
Cercanos a la medianoche, con el camarada María
Alejandro cerramos la cosa aproximando un texto que resultó de la selección de
fragmentos del Repertorio de la Ronda 2018. Es un juego que me gusta jugar, mechar el texto para crear un nexo; libre de las cohesiones esperadas, más bien exasperadas, es el modo on en Agradecimiento que une, que une tiene para ofrendar y también soltar, así, el esfuerzo del tiempo del trabajo, aliviar las alas hasta el próximo trino.
Dejo aquí el texto completo que derrapó en canción (si no fueron, se perdieron la melodía jejeje):
—¿Qué encierras en tu interior?
Fortaleza, calor y frío
—¿Fortaleza? ¿Calor?
¿Qué encierras en tu
interior? La imposibilidad de la
eternidad sin tu presencia que encierras en tu
interior. Hace millones de años que
estamos en la Tierra para resolver qué, ¿el misterio de la vida?, ¿sin tiempo,
sin espacio? ¿el porqué de murciélagos colgados como ropa tendida que aguarda
qué? Hago aquí el intento, la prueba, y pongo en mayúscula lo alineado a la
izquierda, total después con las palabras se aproxima y se desmembra..
—se desmembra, con las palabras se desmembra…
Escena 1: Animal hacia la
manzana.
Escena 2: Los caballos
atados a la sombra, la noche no tiene luna y el camino se hace difícil.
Escena 3: La calle, se
manifiesta síntoma recurrente, lastimosa.
Título de la Obra: Es un
hermoso día para distraerse.
—Es un hermoso día para distraerse: es un hermoso día para distraerse…
El techo de la casa tapizado
de musgos, la vereda, la de la esquina, comenzó a poblarse de monte y desde la
ventana bordeamos la selva. De pronto, la calle es una selva peligrosa.
—La calle es una selva peligrosa. ¿Dónde está el monte? ¡La calle es una
selva peligrosa!
Mis garras se aferran
fuertemente al resto del tronco, casi clavadas. El arroyo rebosaba y los peces
bailaban en el aire. Mientras tanto el monte tupido de luz dorada y tibia: No
hay que temerle al sol donde la humedad moja y el verde cubre resbaladizo.
—No hay que temerle al sol, no hay que temerle al sol, no hay que temerle
al sol, no hay que temerle al sol...
¿Cómo se llama este lado del
bosque?
—¿Este lado del bosque?
Este lado del bosque.
—¿Cómo se llama?
¿Cómo se llama?
—¿Cómo se llama este lado del bosque? ¿La Sombra del Lobo, tal vez?
Hay cosas que quedan fuerte,
como olor a pesado podrido. Miles de espejos en el trayecto, allí, donde la
vida asomó desde un nido: mirar en modo bomba porque nada queda inconcluso.
Porque cada mañana todo puede ser diferente…
—Una bomba tu mirada. Una bomba tu mirada.
Atardece, entonces me animo
a cruzar derivando. El camino es angosto y mi pie se hunde más allá de lo
previsto. Todo está envuelto en un trapo rojo que a veces oficia de poncho,
bufanda o capucha…
—¡Me pongo la bufanda!
Pisada tras pisada siento la
sangre correr por mi cuerpo. De pronto la hoja de plata, el hacha…
—…el hacha, el hacha, el hacha, el hacha…
…manzanas caen de la
canasta, esparcidas por el suelo. No hay nadie a la vista, sólo la sombra del
lobo.
—Qué miedo…(!)
Armaba montoncitos de algo
para prender; hay que encender cualquier cosa para que algo se mantenga. El
fuego empieza un día, después, todo se quema. Hay que encender cualquier cosa
para que brille y algo se mantenga. Tuve una luz fuego, me quemaba…
—…me quemaba…
Armaba montoncitos de algo
para prender, que hay que encender
cualquier cosa para que algo se mantenga
el fuego empieza
un día después
todo se quema otra vez
un día después
todo se quema otra vez
El fuego empieza, un día después, todo se quema otra vez.
MAM/CC
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Ponle Créditos
Ronda 2018: Marta Ryan, Graciela Cartta, Raquel Rivero, Anton Giudice, Lino López Torres, Juan Carlos Blanco, Marcelo Kostlin, Mario Báez
Té de Menta: Soledad Colella, Piki Daniel Acuña, Darío Fleitas. Participación especial de Eugenia Silclir en voz
Registro fotográfico a cargo de rondistas y allegados. María Alejandro. Jayme García.
Para ver otros registros ingresar a:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1841450096001464&type=1&l=e42349527d
Gracias al Centro Cultural Vicente Cidade por habilitar la Sala y los recursos técnicos y humanos para el desarrollo de esta actividad. Nico 'El sonidista' y Guille Busse, bancaron la noche.
Agradezco especialmente a mi amigue María Alejandro Moráis por tomar el timón cuando las aguas se pusieron bravas y por copilotear esta nave con el amor y el compromiso que construimos cada día desde la primera vez, mostrando los dientes a veces y la mayor de las veces, el corazón.
A los amigues entrañables de siempre.
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Como facilitadora, soñadora y nadadora con y sin barrenador de esta propuesta urbana que es El Taller de Escritura APROXIMACIONES: jugar/sonar/herrar el texto, agradezco a todes por la continuidad, por las presencias y por las reverberancias a través del tiempo. Le pongo un moño re lindo a este séptimo ciclo de tránsitos y quinto ciclo del sonar público deseando de todo corazón volver a abrir el juego de la palabra para rondas venideras.
Carla Curti
carlacurti@gmail.com
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https://www.facebook.com/Lahermanalimada/
Que mansa la mano que pensó este registro/crónica. Mano amorasa, esa, que acarcia el gato también.
ResponderBorrarSiempre que se sirva amor el pájaro regresará al nido: tu taller querida amiga. Ese nido donde muchos de nosotres aprendimos, en ronda, cómo volar juntos. Gratitud.
Aguyjevete; aguyjevete.
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