jueves, 12 de mayo de 2016

1919


En este tránsito descodificador del silencio nuevo,
tránsito de refundación de nuestro tacto más íntimo,
de aprender la emancipación de nuestras almas
siamesas

salí al patio a olerte entre las plantas y

(me pareció escucharte un beso desde
mucho más arriba del quemante sol, se
erizaron mis pelos de cría atontada en el
destete pero me amortiguó el abismo
el aleteo de una mariposa enorme...)

agradecí

los círculos que hubo que recorrer para salir
del cautiverio del miedo de la ira ajena;
nuestras poesías cotidianas en un jardín remoto
de la Candelaria;
las narraciones del territorio nacional y esa barbarie
tanta de violación de golpes encubiertos, de romances castrados
la suerte de podernos decir con tanta honestidad y lucidez:
QUÉ BUENO QUE SALIMOS DE ESO.

Agradecí

Tu sangre en mi Madre
Tu sangre en mis Hermanos
Tu sangre en mí caudal que
alimentamos con todas
y cada una de nuestras risas reververantes
con cada uno de nuestros mocos tendidos.
Hasta el último momento, Señora, ese dios
suyo abrió las puertas para que la compañía
sea el bálsamo amplificador para pasar al
siguiente nivel.

Te decía que salí al patio a olerte entre las plantas

y nací.

 Al Vínculo Serafino

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