viernes, 21 de enero de 2011

Hubo un juego de manos enormes y
dedos que trenzaron los rayos del sol.

Hubo sed
pan
marineras y mariposas.

Mayonesa.

Un tiempo enorme
entre su amor y mi deseo.

Un tiempo eterno entre mi deseo y
su amor.

Algunas noches siento su olor
animal
bestia errante entre miradas jubilosas.

No.
Lo ancestral me ha dicho
que la reencarnación es
oblícua.

No.
Por esta vez
que la noche sea quieta
y afuera quede
esa
luna

grande
brillante

casi
como...

No.
Su animal olor
animal
es
un
tierno sitio
donde mi carne muere
guarecida de palabras.

Extraño.
Extraño.
Extraño.

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