jueves, 27 de mayo de 2010

1, 2, 3, 4, ...

Cuento
días,
horas,
hojas del libro, del árbol.

Amaneceres: amantes amarillos,
racimos de girasoles.

Copas vacías,
guerras de la infancia:
olores / aromas,
cosas / rosas.

Cuento lo que encuentro en ciudades que se entregan
a los pies que las caminan,
semáforos que separan cuadras que también cuento.

Esquinas,
fantasmas en paracaídas.
Mujeres solas o
con sombrero,
con niños,
con perros,
con mujeres,
con hombres.

Mujeres sin zapatos.
Hombres sin zapatos.

Ciclistas.
Malabaristas.

La llovizna que cae y la que no,
el sol.

La adolescencia de mis gatos,
las veces que nombro el nombre de mi perra.

Cuento las muertes viejas y lentas
que pasan por las vidas que cuento.

Cuento cuanto ocurre,
cuanto no ocurre, cuento, y
todo lo que imagino
lo imposible,
lo invento.

Tazas,
vasos para el whisky,
hielos que echo en el licor de menta,
la menta y las pestañas,
las hojas modificadas de las cebollas
las lloro y cuento—.

La redención,
la coincidencia precoz,
la conciencia o voces de
canciones conocidas.

Cuento lo que canto
y, lo cuento de tantas maneras—:
repeticiones de los cipreses
sueños perfumados
años
tantos—.

Cuento a las mujeres el amor perfecto:

Tus ojos en todas las miradas, en
las pupilas que se agrandan, en las
pupilas de todos los ojos con mirada.

Cuento tus dedos y los anillos y los
círculos que encierran círculos que
los encierran.

Jaulas vacías,
camas vacías,
sábanas vacías.

Patios.

Al patio
lo cuento siempre—.

O tus manos en las manos
de los hombres sin zapatos.

Cuento hijos de puta y
no te cuento entre ellos.
Cuento hombres malos y tampoco
te cuento como cuento y canto los
hijos que no tuve.

Tus hijos que no tendré y
que por eso cuento
para distraerme—.
necesarias melancolías…

¡Oh!,…

Así la dicha que me queda:

el perfume y la camisa o
una toalla mojada abandonada
sobre la almohada sobran las
décadas de Charly y Spinetta,
paquetes de cigarrillos y
un pomelo acupunturado
la miel

este existir en el mundo
de las cosas que cuento.

La reencarnación

los pasos que me llevan
la llovizna que vino
¿el vino?
y te trajo,
la llovizna que purificó
este amor que cuento
que
¡como puedo, cuento!
que
¿cómo lo cuento?—.

..............

Alegría.

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